La arqueología es parte de nuestra historia, nos muestra cómo fueron las civilizaciones y culturas anteriores y la forma de rendir distintos tributos. Y por supuesto, los aromas fueron parte de las mismas. ¿Quieres saber más? Sigue leyendo.
Las ofrendas a los dioses eran una parte de la vida diaria de las personas tanto en el hogar como en los templos como una forma de agradecimiento y veneración, y en ocasiones para pedirle apoyo a los dioses o solicitar alimento. Esto era mediante vasijas donde se mezclaban distintas hierbas y los aromas representaban una ofrenda de fuego a los dioses.
En cuanto a las fiestas religiosas, se utilizaban plantas y flores como adornos o alimentos ofrecidos a cada uno de sus dioses que iban acorde a sus gustos y que desprendían un gran olor. Algunas de estas flores eran jazmín, lirio, azucena, entre otros.
En cuanto a la parte social, los nobles y los mercaderes eran las personas con mayor acceso a distintos aromas mediante el uso de distintas plantas y flores como fue el tabaco. Los mismos fueron utilizados para representar deidades, decoración, entre otras cosas y se cree también fue utilizado como parte de su higiene personal.
Al igual que en otros pueblos, los aromas se volvieron parte de su estatus, esto debido a que se menciona que aquellas personas de riqueza como los nobles tenían un gran aroma mientras que las que se dedicaban a la degradación corporal tenían un aroma desagradable.
En cuanto a las flores, éstas representaban el aliento de los dioses, reyes y nobles versus el mal olor emanaba del lugar donde descansaban los muertos.
Y en cuanto a la salud, los aromas igual eran utilizados con fines medicinales y eliminar el mal olor que provenía del mundo inferior, ya que basado en las creencias antiguas, el inframundo tenía un aroma putrefacto proveniente de un lugar corrompido y el cielo era un lugar perfumado y lleno de flores.
Otros detalles que se han compartido en relación a los aromas y la arqueología era el yauhtli o mejor conocido como pericón, una flor que se consideraba sagrada para Tlaloc el dios de la lluvia, y después se le agrego también a San Miguel patrono contra las fuerzas de la oscuridad.
Para esto se utilizaba un copal (que es como una copa como menciona su nombre) que tenía como fin utilizarlo en distintos ritos siendo el más importante los agricolas y en peticiones de lluvias o prevenir heladas.
Al encontrarse el ocote se menciona que los sacerdotes mexicas lo utilizaban como una forma de comunicarse con los dioses, esto debido a que los aromas agradables eran considerados pulcros y sacros. Al combinar el ocote con el aroma cítrico y amaderado del ocote, se formaba un equilibrio de aromas que se consideraba perfecto como regalo y alabanza para las identidades supremas.
Pero no solo fueron los mexicas, los mayas también utilizaban aromas en rituales para sus difuntos.
Cuando alguien fallecía impregnaban su cuerpo con aromas con fines de que perdurara el aroma, y aunque el proceso de creación de las fragancias para entonces era distinto lograban extraer el olor de las distintas flores y semillas que utilizaban.
Varias de esas semillas incluso eran traídas a México con fines de que los nobles y reyes pudieran plantarlos en su jardín. Y también fueron utilizadas las flores para la higiene de la realeza tomando baños de vapor y usando aceites aromáticos.
Como podemos ver, la arqueología nos ha dado mucha historia sobre los aromas y la importancia de los mismos para la cultura maya y mexica. Y aún hay más por conocer.
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