
En Roma obtuvieron la costumbre de utilizar los perfumes como parte de su rutina diaria. Esto era a tal grado, que lo veían como parte de su estatus social. ¿Quieres saber más sobre su historia? ¡Sigue leyendo!
Los romanos perfumaban mucho lo que era su piel, ropa, y lugares públicos con fines de que se desprendiera un aroma rico. Se dice que utilizaban toques exóticos pero también aquellos que eran desconocidos en el momento, como por ejemplo, la vainilla o el clavel, y que gracias a los orientales empezaron a utilizar aromas como el jengibre.
Fue en este lugar italiano donde se creó el primer grupo de perfumistas conocidos como los ürguentari, que eran artesanos que transmitían sus recetas secretas a sus descendientes de manera que protegían sus creaciones y negocio.
Para entonces existían 3 tipos de perfumería:
- Sólidos: era creado con solo un ingrediente.
- Ungüento: era creado con flores y especias y se ponían en aceite, generalmente en aceite de oliva. Cabe destacar que la ventaja del aceite vegetal es que hacía que los aromas tuvieran mayor duración.
- En polvo: aquí las flores eran hechas polvo y se le añadían ciertas especias.
En Grecia los perfumes eran guardados en envases de cerámica, pero en Roma eligieron el cristal no solo por la conservación, sino también porque también era más barato el material además de ser reutilizable y reciclable.
De aquí podemos ver que los aromas eran de uso muy común en los romanos. El perfumarse implicaba un gran placer y era muy frecuentado por mujeres pero también a los hombres les gustaba bastante.
Incluso existía un poeta llamado Marcial donde escribió en alguna ocasión un verso en referencia a los aromas que decía “ Me seducen los bálsamos porque éstos son los perfumes de los hombres: vosotras, matronas, exhalad los olores deliciosos del Cosmos.*”
*El Cosmos se menciona era un famoso perfumista en esa época.
Otro dato interesante es que no todas las clases sociales podían utilizar el mismo perfume. La clase social baja utilizaba perfumes baratos o adulterados que implicaba una baja calidad de producto versus las clases altas que sus perfumes eran de mucho mayor calidad, mayormente densos y que los costos eran elevados.
También los aromas en Roma tenían otro uso que eran en ritos y ceremonias. Los aceites con aromas se entregaban como ofrendas en altares familiares de los dioses o antepasados, al igual que en estatuas de culto y animales que eran sacrificados. Incluso, en lo que eran las necrópolis romanas los ungüentarios romanos eran lo más utilizado en funerales para después colocar el aroma en el cuerpo del difunto.
Aquí el mismo Marcial mencionó en referencia al aroma de la canela que ni con la cosecha de todo un año se cubriría toda la cantidad de aroma que usó el emperador Nerón cuando incineró a su esposa Popea al fallecer.
Lamentablemente, la llegada del cristianismo redujo el uso del perfume, ya que lo consideraban como algo lujurioso y seductor. Esto generó un gran impacto en la cultura perfumera y en el uso que se le daba.
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